Tan solo imagina entornos donde una simple chispa eléctrica, una descarga estática o incluso una señal de medición mal diseñada puede detonar una tragedia. Zonas conocidas en el lenguaje técnico como Zonas Ex, donde el riesgo no se negocia y la seguridad no admite margen de error.
La clasificación de estas áreas peligrosas, Zonas 0, 1 y 2 para gases y vapores; Zonas 20, 21 y 22 para polvos combustibles, no es mera burocracia normativa. Es un lenguaje universal codificado en regulaciones como ATEX (Europa) o IECEx (internacional) que distingue los niveles de peligrosidad: desde la exposición continua (Zona 0) hasta la ocasional (Zona 2). Y aunque este lenguaje pueda parecer distante del operario, del ingeniero o del técnico de mantenimiento, lo cierto es que determina con precisión dónde un error puede costar una planta, una vida... o ambas.
La medición de una zona ATEX implica la evaluación y clasificación de áreas donde puede existir una atmósfera potencialmente explosiva debido a la presencia de gases, vapores, nieblas o polvos inflamables mezclados con aire. El proceso no se basa en mediciones físicas directas de la zona, sino en la evaluación de riesgos que considera la probabilidad y duración de la formación de atmósferas explosivas, así como la probabilidad de ignición.
Se deben identificar todas las sustancias inflamables presentes en el área, incluyendo gases, vapores, nieblas y polvos.
Se debe determinar la frecuencia y duración con la que estas sustancias pueden formar una atmósfera explosiva en mezcla con el aire.
Se deben identificar posibles fuentes de ignición, como equipos eléctricos, descargas electrostáticas, o cualquier otro factor que pueda iniciar una explosión.
Con base en la evaluación de riesgos, el área se clasifica en zonas ATEX (0, 1, 2 para gases y vapores, y 20, 21, 22 para polvos).
Se implementan medidas de seguridad específicas para cada zona, sistemas de ventilación adecuados, procedimientos de operación que minimicen los riesgos y el uso de equipos ATEX certificados. Aquí es donde entra en escena un equipo que no solo responde a estas preguntas, sino que redefine el estándar de seguridad eléctrica en zonas peligrosas: el MTX 3297Ex, un multímetro digital de alta precisión con certificación de seguridad intrínseca.
Este multímetro digital representa la convergencia entre la alta tecnología y la seguridad intrínseca, siendo uno de los pocos instrumentos en el mundo que puede operar de forma permanente en atmósferas clasificadas como explosivas Zonas Ex 0, 1, 2 (gas) y 20, 21, 22 (polvo) sin comprometer la precisión ni la integridad del sistema.
El MTX 3297Ex transforma la forma en que la industria aborda la medición eléctrica en zonas peligrosas al ofrecer seguridad intrínseca certificada, lo que permite trabajar sin interrupciones en atmósferas explosivas, eliminando el riesgo de ignición y los costosos tiempos de parada. Su diseño ergonómico, robusto y sellado (IP67) garantiza resistencia ante golpes, polvo y líquidos, mientras que su autonomía de 350 horas y doble pantalla retroiluminada optimizan la operatividad en condiciones adversas. Con funciones avanzadas de análisis como captura de picos, medición diferencial y filtro PWM,
Este multímetro no solo mide: diagnostica, predice y previene fallos. Además, su compatibilidad con sensores externos de alta capacidad y su comunicación óptica aislada para análisis en tiempo real lo convierten en una herramienta crítica para mantenimiento, seguridad y productividad en sectores donde cualquier error puede traducirse en una catástrofe.
En entornos industriales donde el riesgo no es una posibilidad sino una constante, el MTX 3297Ex se vuelve una herramienta indispensable. En la industria petroquímica y de refinería, permite realizar mediciones en presencia continua de vapores inflamables sin interrumpir los procesos críticos. En minería subterránea, donde el metano y el polvo de carbón acechan en cada rincón, su seguridad intrínseca certificada protege tanto al operario como a la infraestructura. En sectores como el farmacéutico, cosmético y químico, donde la manipulación de solventes volátiles y compuestos orgánicos genera zonas con riesgo explosivo constante, este multímetro ofrece precisión sin comprometer la seguridad.
La industria agroalimentaria, con sus silos de cereales, harinas y azúcares, enfrenta riesgos latentes de deflagración por polvo, mientras que en la cementera y metalúrgica, los ambientes con partículas finas inflamables requieren un equipo resistente, fiable y exacto. Incluso en talleres de pintura industrial, automoción y ferroviario, donde los aerosoles y disolventes convierten el aire en un campo minado invisible, el MTX 3297Ex permite mantener la operatividad sin poner en peligro al personal. Donde otros instrumentos representan un riesgo, este multímetro es la respuesta.
Medir en una Zona Ex no es solo una cuestión técnica. Es una decisión de seguridad, de productividad, y muchas veces, de supervivencia operativa. Equipos como el MTX 3297Ex no se compran para llenar una vitrina de instrumentos; se adquieren para prevenir explosiones, evitar paradas de planta y proteger vidas humanas. Eso lo entienden quienes viven la industria desde adentro.
En Suconel, no vendemos solo instrumentos: brindamos soluciones inteligentes para entornos donde el error no tiene margen. Porque cualquiera puede ofrecerte un multímetro… pero muy pocos pueden acompañarte con ingenieros expertos que evalúen tus riesgos, entiendan tus procesos y te recomienden el equipo exacto que necesitas, ni más, ni menos.
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